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martes, 8 de diciembre de 2015

¡Mbeheheeh!



Lo confieso. Anoche no vi el debate. Aun a riesgo de que me llamen "mal demócrata" lxs descendientes ideológicxs de aquellxs fanáticxs que votaron en contra de la Constitución del 78. Aun a riesgo de que me llamen eso mismo o, al menos, mal ciudadano, lxs mismxs que presumen de periodismo profesional y dejan fuera del debate a dos formaciones políticas que, a día de hoy, tienen representación en el Parlamento, con lo que no fue a dos políticos a quienes dejaron fuera, sino a sus millones de votantes o de posibles electores. Aun a riesgo de todo eso y más, no vi el debate. Lo confieso.
El TTIP seguirá adelante gobierne quien gobierne en España. Ya se están dejando entrever algunos de sus efectos: relajación de los estándares sanitarios europeos a cambio de mayor restricción en la venta de armas en EE.UU. Dirán algunxs listillxs que los fabricantes de armas americanos no se dejarían hacer eso; pero sí que lo harían, cuando a cambio les permitirán desvirgar a saco el inexperto mercado europeo. Otrxs listillxs (o incluso lxs mismxs; hay gente con mucha fe en sí mismo) replicarán que no se van a comprar más armas de las que se compran ahora; pero empezarán a adquirirlas lxs ultras de izquierda y derecha, y lxs raterillxs de medio pelo, y ante el clima de inseguridad ciudadana creciente los más básicos instintos se apoderarán de algunxs más, que se "protegerán" comprando armas. El mercado laboral y, sobre todo, la protección social caerán también en las fauces de los voraces mercados. Todos los servicios públicos. Y si les dejan, hasta los cuerpos policiales serán finalmente carne de mercado.
Cumbre tras cumbre el clima terrestre seguirá escalando décima a décima mientras en el mejor de los casos promovemos iniciativas que adormezcan nuestras conciencias con la nana del deber cumplido. Entre tanto, seguiremos ajenxs a la destrucción planificada de grandes zonas del planeta, a su contaminación, a su (nuestro) exterminio ignorantes (cruel paradoja en el siglo de las telecomunicaciones) a los desvergonzados pactos ocultos que hasta los más concienciados líderes religiosos se empeñan en mantener secretos.
Guerra tras guerra los lobbies más poderosos seguirán variando la polaridad de la riqueza nacional en los países más débiles, la de las poblaciones y hasta la de los recursos naturales para que no decaiga la corriente de capitales de una inversión a otra. La destrucción y los éxodos forzosos son cosa del pueblo, que pondrá alarmado los recursos que lxs gobernantes no les hayan robado para mitigar más la propia conciencia que las carencias y necesidades ajenas, intuyendo inconscientemente que el próximo año ellxs podrían ser lxs siguientes, y aun así, dejándose hacer, dejándose llevar.
Tengo la sensación de ser la cabra loca que desde lo alto de un poste observa con horror la resignación de los corderos camino del matadero. Por más que balo advirtiéndoles, ellxs o no me escuchan, o no me entienden. Hasta que, desencantado, pienso que más nos valdría sucumbir en una rápida lluvia de meteoritos que en este lento goteo de calamidades matizadas con una lluvia de datos bien cocinados y coordinados para conseguir el clima social deseado.
En mi desconsuelo pienso que igual os lo merecéis (nos lo merecemos) hasta que me fijo uno a uno en el rostro de cada individuo. Es entonces cuando recuerdo por qué sigo, en lo alto del poste, balando sin miedo: hace tiempo que dejé de creer en la humanidad, pero uno a uno, sí creo en el individuo. Y entonces renuncio a tirar la toalla pensando, mientras balo, que habrá merecido la pena incluso por rescatar sólo a unx.
Lxs demás, si eso, seguid debatiendo sobre el debate, que cuando se acabe el tema ya encontraréis otro que os haga sentir élites pensantes mientras dais otro paso más hacia el matadero.
Sinelo

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