Lo confieso. Anoche no
vi el debate. Aun a riesgo de que me llamen "mal demócrata" lxs
descendientes ideológicxs de aquellxs fanáticxs que votaron en contra de la
Constitución del 78. Aun a riesgo de que me llamen eso mismo o, al menos, mal
ciudadano, lxs mismxs que presumen de periodismo profesional y dejan fuera del
debate a dos formaciones políticas que, a día de hoy, tienen representación en
el Parlamento, con lo que no fue a dos políticos a quienes dejaron fuera, sino
a sus millones de votantes o de posibles electores. Aun a riesgo de todo eso y
más, no vi el debate. Lo confieso.
El TTIP seguirá
adelante gobierne quien gobierne en España. Ya se están dejando entrever
algunos de sus efectos: relajación de los estándares sanitarios europeos a
cambio de mayor restricción en la venta de armas en EE.UU. Dirán algunxs
listillxs que los fabricantes de armas americanos no se dejarían hacer eso;
pero sí que lo harían, cuando a cambio les permitirán desvirgar a saco el
inexperto mercado europeo. Otrxs listillxs (o incluso lxs mismxs; hay gente con
mucha fe en sí mismo) replicarán que no se van a comprar más armas de las que
se compran ahora; pero empezarán a adquirirlas lxs ultras de izquierda y
derecha, y lxs raterillxs de medio pelo, y ante el clima de inseguridad
ciudadana creciente los más básicos instintos se apoderarán de algunxs más, que
se "protegerán" comprando armas. El mercado laboral y, sobre todo, la
protección social caerán también en las fauces de los voraces mercados. Todos
los servicios públicos. Y si les dejan, hasta los cuerpos policiales serán
finalmente carne de mercado.
Cumbre tras cumbre el
clima terrestre seguirá escalando décima a décima mientras en el mejor de los
casos promovemos iniciativas que adormezcan nuestras conciencias con la nana
del deber cumplido. Entre tanto, seguiremos ajenxs a la destrucción planificada
de grandes zonas del planeta, a su contaminación, a su (nuestro) exterminio
ignorantes (cruel paradoja en el siglo de las telecomunicaciones) a los
desvergonzados pactos ocultos que hasta los más concienciados líderes
religiosos se empeñan en mantener secretos.
Guerra tras guerra los
lobbies más poderosos seguirán variando la polaridad de la riqueza nacional en
los países más débiles, la de las poblaciones y hasta la de los recursos
naturales para que no decaiga la corriente de capitales de una inversión a
otra. La destrucción y los éxodos forzosos son cosa del pueblo, que pondrá
alarmado los recursos que lxs gobernantes no les hayan robado para mitigar más
la propia conciencia que las carencias y necesidades ajenas, intuyendo
inconscientemente que el próximo año ellxs podrían ser lxs siguientes, y aun
así, dejándose hacer, dejándose llevar.
Tengo la sensación de
ser la cabra loca que desde lo alto de un poste observa con horror la
resignación de los corderos camino del matadero. Por más que balo
advirtiéndoles, ellxs o no me escuchan, o no me entienden. Hasta que,
desencantado, pienso que más nos valdría sucumbir en una rápida lluvia de
meteoritos que en este lento goteo de calamidades matizadas con una lluvia de
datos bien cocinados y coordinados para conseguir el clima social deseado.
En mi desconsuelo
pienso que igual os lo merecéis (nos lo merecemos) hasta que me fijo uno a uno
en el rostro de cada individuo. Es entonces cuando recuerdo por qué sigo, en lo
alto del poste, balando sin miedo: hace tiempo que dejé de creer en la
humanidad, pero uno a uno, sí creo en el individuo. Y entonces renuncio a tirar
la toalla pensando, mientras balo, que habrá merecido la pena incluso por
rescatar sólo a unx.
Lxs demás, si eso,
seguid debatiendo sobre el debate, que cuando se acabe el tema ya encontraréis
otro que os haga sentir élites pensantes mientras dais otro paso más hacia el
matadero.
Sinelo
(Si aún no te sientes satisfechx, puedes seguir
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