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viernes, 18 de diciembre de 2015

A ver a quién coño vas a votar



Llevamos ya muchas semanas en que las distintas opciones políticas nos han pedido el voto o nos han sugerido la suya como la formación más adecuada para gobernar en España durante los próximos cuatro años. Nos han llovido indicaciones a favor y en contra de las diferentes coaliciones y partidos, y de entre las últimas me ha llamado la atención especialmente la ausencia de una razón que en mis años pasados solía utilizarse con frecuencia en sentido negativo: votar a una formación pequeña es tirar el voto porque no tiene opciones de gobernar. Dicha razón se ha transformado en el mal llamado "voto útil". Con ello se burlan nuestrxs políticxs, autocalificadxs como "demócratas", de la lógica democrática más básica.
Para empezar, eludiendo extenderme en disertaciones acerca de cómo se traducen opciones como la abstención, el voto nulo o el voto en blanco, quiero recordar a nuestrxs políticxs, y a la ciudadanía en general, que cada voto cuenta (con el actual sistema de reparto), y eso incluye también el voto en blanco, el voto nulo y hasta la abstención. Cada electorx, es decir, cada persona con derecho a voto, se representa a sí misma, esto es, representa una voluntad a la que por defecto se le atribuyen dignidad humana y autonomía para decidir su voto. Un voto cuenta porque contribuye a configurar al detalle todo un panorama de matices, haciendo más fácil o más difícil, por ejemplo, que en las circunscripciones con poca población las fuerzas pequeñas tengan más o menos representación; aunque no puedan gobernar, cada voto suma para que su voz se oiga en el Congreso y en el Senado. Es por esto que quiero alentar a toda persona que dude si acercarse o no a su colegio electoral, a que lo haga, porque, grande o pequeña, toda aportación suma.
No obstante no es esa la consideración más importante a la que me quería referir aquí. No dejo de leer, ver y escuchar lo que cada cual promete hacer por el país si sale elegidx, lo que lxs posibles votantes creen o dejan de creer acerca de lo que éste o aquel partido hará por el país… Tenemos mirada de ratón: no vemos más allá de la habitación en que estamos; o del rincón, rodeadxs de muebles. La voz de alarma que se viene dando desde hace décadas en relación al cambio climático (la cosa empezó por temas como la contaminación, la sobreexplotación de los bosques o la caza de ballenas) debería habernos servido para tomar conciencia de que el planeta no sufre por la política de uno u otro país, sino por la acción conjunta o, mejor dicho, sumada, de todos. La sobreexplotación de los recursos naturales, su inadecuada gestión (de manera especialmente dolorosa en el tema de la alimentación y del acceso al agua potable), la inadecuada gestión de los recursos, la desquiciante planificación en la producción y reparto de energía a lo largo y ancho del globo…
Las sucesivas guerras en diversos territorios, especialmente desde después de la II Guerra Mundial, no ocurren por conflictos locales meramente, sino que son consecuencia de los hechos anteriores y en los cuales la formación siempre ha procurado incidir muy poco, que no son otros que el saqueo de unos países por otros. Incluso la actual situación en Yemen, Siria, Pakistán… no es sino el reflejo de las diversas maneras de explotación y de utilización de los recursos naturales y humanos que algunas grandes potencias primero, y grandes multinacionales después, han venido desarrollando en los diversos países, fragmentando territorios arbitrariamente, promoviendo el enfrentamiento salvaje de facciones rivales, permitiendo el saqueo criminal de individuos sin escrúpulos (y no me refiero sólo a los grandes nombres).
Todas esas políticas, aunque nos suenan a globales, y aun siendo obviamente asuntos que deberían depender de un mando conjunto y coordinado en un ámbito mundial, nacen de todos y cada uno de los gobiernos nacionales. Pero no veo a nadie verdaderamente preocupadx por la política internacional siquiera a corto plazo. Y eso me entristece y me enfurece a la vez. Queremos un planeta distinto, un mundo mejor, pero votamos considerando sólo cómo vamos a vivir en este país durante los próximos cuatro años. En eso no somos mejores que lxs políticxs a quienes tanto criticamos. Estamos tan ciegxs como ellxs.
Sin embargo, tampoco debemos permitir que una élite de individuos de dudosa moralidad, y en el mejor de los casos, con voluntad propia y ajena a la nuestra, decidan qué políticas se hacen en el mundo, de qué hemos de alimentarnos, cómo hemos de vivir… Maldita sea, si realmente somos seres humanos, con dignidad, concernidos real, sincera y profundamente por nuestro futuro y por el bienestar de nuestra descendencia, y por tanto, por el actual equilibrio ecológico del planeta, tenemos la obligación de hacer algo más que acudir cual ratitas amaestradas a seleccionar un papelito e introducirlo en una urna.
De ahí el llamamiento que hacía en el título, y que me gustaría que cada individuo tuviera muy presente en cada pequeño acto de su vida en todo momento. Con todo esto, como veis, no estoy planteando dejar de votar, sino convertir cada decisión en electoral. Así que dime, teniendo en cuenta que nadie se preocupa realmente por el futuro del planeta, ni siquiera tú, dime: a ver a quién coño vas a votar.
Sinelo
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Que es gratis, coño.