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domingo, 28 de febrero de 2016

Andalucía, por España y la Humanidad


Cuando la gente piensa en el mapa autonómico español le viene a la mente aquella expresión del “café para todxs”, pero en el fondo no saben de dónde viene esa idea.
Al redactar la actual Constitución, siendo dos de los redactores Miquel Roca i Junyent y Jordi Solé Tura, se cuidaron muy bien de dar una salida constitucional y, por tanto, ordenada, a las ansias nacionalistas especialmente arraigadas en País Vasco y Cataluña. Lo de Navarra y Galicia es otro cantar, son particularidades que merecen sendos estudios aparte. Así, el artículo 151 de la Constitución reflejó los fundamentos legales para un desarrollo autonómico rápido y muy completo de las llamadas “regiones históricas” (o “nacionalidades históricas”).
Ignoro quién fue el promotor de la idea, pero por alguna razón, aparte del citado 151, se recogió en el artículo 143 una segunda vía para que el resto de regiones pudieran tener acceso a un cierto grado de autonomía propia, aunque con menores atribuciones y con unos plazos de desarrollo autonómico más lentos, negándoles el derecho de asumir ciertas competencias.
A nivel nacional gobernaba la UCD de Adolfo Suárez, y a alguien le pareció buena idea pedir la autonomía para Andalucía por esa segunda vía, o vía de segunda más bien. No contaban con el espíritu del pueblo andaluz. Pese a los intentos por menospreciarlo, a pesar de los prejuicios y los tópicos directa o indirectamente denigrantes que se le adjudicaron durante el franquismo, el pueblo andaluz siempre ha tenido claro que no es mejor que otros, pero tampoco peor, que no somos más que nadie, pero tampoco menos, y esa segunda vía implicaba reconocer a los pueblos vasco y catalán una categoría a la que el andaluz se siente con pleno derecho a pertenecer: la de las regiones históricas.
Los territorios originariamente, y siempre, antropológicamente, se organizan, no en divisiones políticas o administrativas, sino en zonas naturales en función de la orografía. Así, el río Guadalquivir, aunque a vista de satélite parezca la cicatriz de una herida divisora, actuó más bien como gran vía de comunicación, junto a sus principales afluentes, alrededor de la cual se fueron asentando los más significativos pueblos del interior de la región. La diversa orografía andaluza ha configurado una diversidad de climas asombrosa en una región tan relativamente pequeña; esto, unido a la variedad de pueblos que han tenido asentamientos más o menos duraderos en estos territorios, ha dado lugar a su vez a una rica diversidad de caracteres y de hablas locales y acentos que para muchxs habitantes de otras regiones serían suficientes para crear divisiones nacionalistas en una insostenible atomización de identidades locales. Sin embargo, existe una identidad común andaluza, un nacionalismo andaluz que, aunque excluyente por definición, como cualquier otro nacionalismo, resulta incluyente en la práctica, como muy bien reflejó Blas Infante en la letra que le compuso al himno:
«Pedid tierra y libertad
Sean para Andalucía libre,
España y la Humanidad».
Dudo mucho que ningún otro himno reconozca tan claramente que un pueblo se siente parte de una entidad mayor sin perder su identidad y, a la vez, pida los mismos derechos y reconocimientos para todos los demás pueblos de la Tierra.
Sinelo

viernes, 26 de febrero de 2016

Por rumores les conoceréis


La conocida presentadora, entrevistadora y locutora, Julia Otero, pretende dar imagen de normalidad ante su prolongada ausencia de su propio programa de radio, “Julia en la Onda”, durante estos días. Sin embargo, hemos conocido los verdaderos motivos que se esconden tras la alegada colecistectomía con la que Julia ha querido justificarse.
Fuentes bastante próximas a la radio nos han hecho llegar las presuntas palabras de la famosa locutora al respecto: «Esto no puede seguir así. Desde hace un tiempo no deja de incordiarme, está cada vez más pesada; y últimamente todo lo que hace es un peñazo».
Según las citadas fuentes por ese motivo la sra. Otero decidió cortar por lo sano. La hija de Julia, estudiante de medicina, asistió a la operación y cerró el corte con una primorosa cenefa bordeando la costura, en la cual se puede leer “Te quiero, mamá. Patrocinado por El Corte Inglés”.
Doña Vesícula Biliar posa compungida
La dolida sra.Biliar
No obstante, consultada la sra. Biliar sobre su expulsión nos ha confesado que «la sra. Otero es cada vez más exigente y quisquillosa y la situación se había hecho insoportable. Yo ya no era capaz de digerir todo lo que Julia quería hacerme tragar», nos ha comentado con gesto de sofoco; a lo que ha añadido «Por eso decidí empezar a incomodarla. Lleva años así: nos va eliminando uno a uno; si alguno se le muestra un poco díscolo, hala, bisturí que te crió».
Otras fuentes, que responden a las siglas B.V., nos han indicado que, sin ánimo de hacer que cunda el alarmismo, pero existe el temor entre las demás vísceras de que en cualquier momento se produzca un ERE. Seguiremos atentos a las informaciones que nos lleguen.
Sinelo

jueves, 25 de febrero de 2016

Mucha mierda


Ya forma parte de la cultura popular el origen de la expresión “mucha mierda” que usaban los actores y otras gentes del teatro de los siglos pretéritos para desearse suerte en la representación de una obra, y especialmente en el estreno. No obstante, para asegurarme de que el hecho sea conocido por xl lectorx, me tomo la licencia de señalarle una de las muchas fuentes virtuales de donde puede sorber ese conocimiento antes de continuar con mi exposición.
Dicho esto, creo que el verdadero motivo de la inane reunión entre maese Mariano y maese Pedro no fue otro que desearse mutuamente mucha mierda en este paripé, en esta representación teatral con que piensan pasar entretenidos los días hasta finales de junio.
Demasiado bien sabían los equipos negociadores de Ciudadanos y de PSOE que por mucha voluntad que le pusieran a su interpretación, los números que suman entre ellxs no les bastan para hacer realidad sus pretendidos proyectos de gobierno. Este pasado miércoles hemos asistido a otro acto más de esta irreverente tragicomedia, como dejó bien claro que uno de los individuos del equipo negociador naranja fuera un fracasado actor desahuciado de la verdadera farándula. Por eso me divierte y apena a partes iguales ver a lxs seguidorxs de ambas cuadrillas emocionarse e ilusionarse ante las perspectivas que cada acercamiento parece ofrecer. Por una parte me parece de lo más desternillante contemplar sus miradas de inocencia pueril semejantes a las de infantes mientras presencian la cabalgata de los Reyes Magos el 5 de enero. Por otra, me duele que personas adultas, supuestamente pensantes y de inteligencia presumiblemente capaz, se crean los mohines y discursos que con tanta premeditación se preparan lxs comparecientes.
El panorama social, político y económico al que deberá hacer frente el próximo gobierno está ya muy comprometido con diversas partes que además son casi absolutamente incompatibles entre ellas, por lo que ningunx se siente capaz de hacer una jugosa, sabrosa y vistosa tortilla partiendo del informe revoltijo de problemas a medio cuajar que Mariano de Playinmóvil ha dejado en la sartén.
Desde la noche electoral lxs protagonistas del panorama político español están representando un teatrillo pensado para contentar a sus votantes y, si es posible, encandilar a algunas mentes a las cuales toda esta danza de la confusión ha dejado perdidas en un denso bosque de árboles de la mentira y matojos de verdades. Mientras tanto, cuando lxs comediantes se cruzan entre bambalinas tócase cada uno su propia nariz pícaramente en ese reconocido gesto de lxs timadorxs y completando el preludio con una reveladora sonrisa se dedican solamente dos palabras: “mucha mierda”.
Sinelo

lunes, 15 de febrero de 2016

Paranoisis


paranoisis: Dícese de cada uno de los episodios de paranoia sufridos por una persona paranoica.
Cuando se habla de la caída del felipismo y de la meritoria victoria de José María Aznar suele omitirse la mención del atentado que sufrió éste no mucho tiempo antes de las primeras elecciones que ganó. No suele citarse, en cambio, nada de la decisiva ayuda que obtuvo de los medios de comunicación, muy especialmente del diario “El Mundo” de Pedro J. Ramírez.
Aunque la llegada al poder de Felipe González ocurrió durante mi adolescencia, ese hecho no le dotó de una duradera imagen de líder carismático a mis ojos; ya el ingreso de España en la OTAN supuso un cántaro de agua fría a mis expectativas de progreso y pacifismo, lo que me volvió crítico con cada una de sus actuaciones y declaraciones.
Aznar llegó tras una breve sucesión de líderes “de mistos” (como aquellas escopetas que en mi época estaban permitidas incluso a los niños, no sé si tanto legalmente como socialmente), es decir, líderes temporales cuya validez finalizaba con el primer fracaso electoral en el que sucumbieran. Pero, curtido en el desalmado mercadeo internacional del armamento, él no estaba dispuesto a conformarse con ese papel de “usar y tirar”, de modo que se presentó a las elecciones frente a Felipe hasta ganar las definitivas en 1996.
Aznar ya había venido dando sobradas muestras de su mezquindad política y de su amor por la mentira y la manipulación. Habían salido a la luz en varias convocatorias electorales diversos fraudes que habían protagonizado afines al PP, como la inclusión de difuntos en las listas del censo electoral, inscripciones de unx mismx votante en el censo de diversos municipios, o incluso la compra directa de votos que se materializaría más tarde con el mayor descaro en el “tamayazo”. Y estaba además la manipulación de los medios: años más tarde supe que hubo medios en los que se inventaban supuestos casos de corrupción a distintos niveles dentro del PSOE, los cuales contribuyeron decisivamente a socavar el apoyo popular con que había venido contando Felipe González.
Pero el golpe definitivo vendría de la mano de las células más intrigantes de Aznar. El descontento por el estado de la economía y del empleo en la década de los ochenta en España, junto a aquellas noticias de corrupción, como decía, casi todas falsas (creo recordar que conté más de veinte casos de corrupción atribuidos al PSOE de los cuales sólo tuvieron condenas unos cinco o seis) se habían demostrado insuficientes frente al carisma de González, que defenestraba a Aznar en cada debate electoral.
Un atentado ocurrido el 19 de abril de 1995 en el que el coche de Aznar resultó destrozado y «19 personas, entre ellas sus escoltas, sufrieron heridas», incluidos «dos hombres, con lesiones de pronóstico grave», mientras que él sólo tuvo conmoción y unos «ligeros rasguños en la cara» (en un coche blindado, ¿qué partes hay sueltas para causar daño, y qué partes podrían causar un daño tan débil?). Sin embargo, pese a la diferencia entre los daños que sufrió el persistente candidato a la presidencia y los que sufrieron otras personas, la opinión pública se centró en convertirle a él en la principal y mayor víctima del atentado (nada se supo de lxs demás, salvo uno o dos fallecimientos tardíos citados en la noticias). Obviamente el ataque había sido contra él, pero habiendo sido la herida de mayor gravedad «una anciana, que [...] estaba en coma», cuya vivienda se derrumbó con la explosión, ¿no habría sido más humano centrarse en las víctimas más afectadas en vez de poner el foco en la más famosa?
Los comandos de ETA en aquellas época solían tener una cierta eficacia; de hecho, usaron un detonador por cable en lugar de su habitual detonación por radio, conocedorxs de que el coche iba equipado con «un inhibidor de frecuencias que interrumpe las emisiones que capta a su paso», y aunque al parecer calcularon a ojo el momento de la detonación, fallaron por poco; eso hace que resulte más extraño pensar que organizasen un atentado tan significativo en un lugar tan poco eficiente, ya que «[l]a onda expansiva perdió parte de su poder mortífero por ser una calle muy abierta y de edificios bajos».
También resulta llamativo que la policía supiera ya al día siguiente que la bomba había constado de unos «con 40 kilos de amosal y otros 40 de tornillería», sobre todo teniendo en cuenta que «[l]as investigaciones del atentado corrieron a cargo de la recién creada Unidad Territorial Antiterrorista (UTA), dependiente de la Brigada de Policía Judicial», investigación que suponía el debut de dicha unidad, por lo cual, además «[l]a inexperiencia se hizo notar en una cierta desorganización y despiste de los agentes que intervinieron en la operación, según reconocen fuentes policiales».
Lo que sí trascendió inmediatamente a los medios fueron las primeras palabras de Aznar: «Estoy bien, estoy bien. ¿Cómo están los míos?», refiriéndose a sus escoltas. Algo muy propio de él, pensar en primer lugar en “lxs suyxs”.
En definitiva, cabría pensar que el propio Aznar, con el apoyo de unx o dos de sus más leales seguidorxs, habría organizado alguna pequeña acción propagandística, haciendo llegar alguna descabellada propuesta a “alguien”, a cambio de que otro “alguien”, una vez en determinado puesto, comenzase unas negociaciones (que, lógicamente, no tenía la menor intención de llevar a término) durante las cuales usase una expresión del tipo “frente nacional de liberación vasco”. Refuerza esta idea el hecho de que, aunque el atentado «confirm[ó] las sospechas de Interior de que ETA estaba preparando desde hac[ía] dos meses una acción contra algún importante dirigente del PP en Madrid», no obstante «la policía ha[bía] venido asegurando durante este tiempo que no había "ningún dato objetivo" que avalara esta sospecha» y por su parte «[e]l ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, [….] confirmó que el líder del PP no figuraba en ninguna lista de objetivos de ETA».
Como ahora sabemos, el Partido Popular se presentó “dopado” con un extra de financiación ilegal en muchas convocatorias electorales. Cuando ninguna forma de financiación de los partidos era ilegal el osado José Mari, cuyos negocios le proporcionan contactos en el mundo de los expertos en armamento y explosivos, es posible que un año antes de las elecciones buscase asesoramiento para llevar el dopaje más allá de los tradicionales trapicheos con el censo y los votos por familias, soborno, chantaje o engaño. Pero, en fin, como decía, todo esto es el fruto de una paranoisis.


(haz clic aquí para consultar el significado de “mistos”)

Sinelo

viernes, 12 de febrero de 2016

¿De letras, o de ciencias?


El conocimiento humano se ha diversificado desde tiempos muy remotos entre quienes eran buenxs contando historias, quienes hallaban regocijo entre el álgebra y la geometría, o aquellxs otrxs cuyo talento se expresaba, bien creando siluetas sobre una superficie plana, o bien creando formas sobre la superficie tridimensional del espacio.
Siendo un completo negado para las artes figurativas, mis comienzos escolares resultaron igualmente desastrosos en las dos grandes áreas del conocimiento empírico: por alguna razón no era capaz de entender para qué servían todos aquellos signos que, convenientemente trazados, representaban sonidos o cantidades; era para mí un misterio por qué tenía que ceñirme a un modelo muy concreto de cada uno de ellos, y por qué sólo se podían dar algunas combinaciones de ellos y no otras. Más tarde, en mis estudios, especialmente en los de la lengua inglesa, aún agobiaría a lxs profesorxs con mi obsesión por rastrear los límites de la expresión válida e inteligible por más que mis usos y maneras fuesen poco ortodoxxs.
Tardé medio curso aproximadamente en comprender los mecanismos de la transcripción de frases y de las operaciones aritméticas más simples, si bien he de decir en mi favor que una vez asimilados adelanté fácilmente a casi todos mis compañeros de clase (y aquí uso sólo el masculino porque en aquel tiempo mi colegio era exclusivamente para niños).
No obstante mi éxito académico, tras ver recompensado mi esfuerzo con un premio y un público reconocimiento en tercero, se vio truncado en quinto a causa de un par de profesores excesivamente exigentes e inflexibles, y uno de ellos incluso de comportamiento tan brutal que hoy día habría sido inhabilitado de por vida y probablemente hasta encarcelado.
Tengo que admitir que en mi caso el maltrato físico no pasó de una buena dosis de “vitamina de madera” administrada con la correspondiente palmeta o regla; pero ver cómo el compañero sentado ante mí era alzado por tracción usando el único enganche de su patilla, los poderosos caponazos dados con el puño en el cogote de otros, y muy especialmente aquellos testarazos contra la pizarra que, en un caso, hicieron retumbar la pared siniestramente, eran intimidación más que suficiente para sentir una insoportable presión cada vez que nos ponía en fila ante la pizarra para preguntarnos sobre cualquiera de los temas que debíamos haber memorizado para ese día.
Por aquel entonces los libros de texto no eran para nada como los de ahora: los temas podían ocupar cuatro páginas densas de texto, casi sin ilustraciones. Es cierto que no había tantas asignaturas como hoy día, pero nos sobraba con un tema de lengua, naturales, sociales, matemáticas y religión (esta última con cambio de tema semanalmente), junto a los pertinentes ejercicios escritos, los dictados, y los frecuentes castigos de escribir cien, doscientas, o hasta quinientas veces una frase muy concreta, claramente legible, a bolígrafo y sin tachones ni enmendados, lo que significaba que un único error al final de una hoja te obligaba a repetir la hora entera ¡Pocas tardes he pasado enfrascado en toda aquella tarea mientras mi hermano se bajaba a la calle a jugar!
El caso es que el trauma de aquel infame curso no se me curó correctamente con el bálsamo del segundo ciclo de E.G.B., el comprendido entre sexto y octavo, y como estudiante quedé torcido ya para siempre. De modo que, terminada la Educación General Básica, llegó la hora de elegir entre carrera (bachillerato y Curso de Orientación Universitaria) o profesión (Formación Profesional). Tanto económica como académicamente en casa a todxs nos pareció más asequible lo segundo, y dada la poca oferta elegible por entonces (por diversas circunstancias), me enrolé en el curso más peculiar que vieron los tiempos para aprender química junto a otrxs nueve estudiantes que, transcurridos unos meses se redujeron a ocho y, desafiando el proceso normal de criba anual en los cursos, se mantuvo prácticamente hasta el fin de curso del último año. Mi felicidad en el laboratorio era tal que realmente llegué a pensar que allí estaba mi futuro y desde entonces me identifiqué a mí mismo como integrado plenamente en el mundo científico.
Sin embargo un día apareció la informática en mi vida, allá por 1988, y eso lo cambió todo. Resulta curioso que, teniendo una base completamente científica, y tras haber tenido máquina de escribir durante varios años, fuera un ordenador el que derivase mis intereses hacia el mundo de las letras. Pero así fue como ocurrió. Años más tarde éste recibiría un inesperado refuerzo con el refuerzo de mis conocimientos de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas, y poco a poco me fui quedando maravillosamente atrapado en el mundo literario, si bien todavía guardo una buena base de amor por la ciencia y aún recuerdo algunas de las lecciones que aprendí en el laboratorio, lecciones que, curiosamente, me servirían hace varios años para desenvolverme con soltura en la cocina durante un curso de Formación Profesional Ocupacional sobre esta materia.
Mi liviana vena artística, en diversos campos, ha ido creciendo entre todo este batiburrillo de aprendizajes como un moho que apenas se hace notar, pero variopinto y con personalidad.
El caso es que toda esa mezcla me sirve, aparte de para recibir ocasionalmente algún halago (literariamente, en una alusión tan sorprendente como discutible se me ha comparado con Wilde, y algún amigo me califica de humanista) para hacer valoraciones que suelen pasar desapercibidas a la mayoría de la gente. Así, aparecen como chispas en la noche, de vez en cuando, noticias en los medios de comunicación que nos resultan difíciles de entender y más aún de asimilar hasta el punto de no ser aptxs para vislumbrar su trascendencia en la investigación científica. Ahora por ejemplo llena los medios la confirmación de la existencia de las ondas gravitacionales que auguró Einstein.
Generalmente lxs escasxs casos de personas con la capacidad de desenvolverse con igual soltura en cualquiera de las tres grandes áreas citadas antes se corresponden con aquellos individuos a quienes se reconoce el don de la genialidad. Como he desgranado superficialmente en mi historial académico, aunque entiendo la explicación que algún dotado científico ha publicado en Internet, y pese a contarme entre la rara categoría de lxs aficionadxs a los documentales, me siento absolutamente incapaz de imaginar el alcance de semejante descubrimiento (por más dotado que esté de imaginación), y supongo que lxs periodistas que con tanta ilusión lo divulgan se hallan tan desorientadxs como yo. No obstante, desde mi ignorancia brindo por el éxito de los equipos científicos a los que les debemos este avance, y me congratulo de vivir en una época que, para bien o para mal, ha de marcar tan profundamente el modo de vida de lxs humanxs del futuro.
Sinelo