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viernes, 29 de enero de 2016

¡A la mierda el feminismo!


Desde mi más remota infancia he contemplado a la mujer, no como objeto, pero tampoco como sujeto estrictamente hablando, sino más bien como concepto. Esa distancia hizo que en mi relación inicial con ellas el papel que, se suponía, debían jugar en mi vida, pesara más que su identidad grupal o individual, si bien ambos conceptos formaban parte inescindible de ese rol que les asignaba. Haber sido educado en una época de segregacionismo escolar hizo que incluso en mi adolescencia ellas intrepretasen en mi vida el papel que mi imaginación les repartía.
Fue ya cerca de los treinta años cuando mi pequeño castillo de nubes comenzó a desdibujarse, agitado por unas manos que también en todos los demás órdenes pusieron mi vida patas arriba, pero para nada destruyéndola, sino complementando, reestructurando, reformando. Ella era feminista hasta la médula, aunque curiosamente lo negaba firmemente por más que me invitara a ir a la biblioteca municipal a buscar libros sobre el tema. No sé si ha escrito o si escribirá algo, pero es más musa que intérprete, y no porque ese sea el papel que yo le asigno, sino porque está en su naturaleza serlo. Al menos, en el aspecto literario.
El caso es que siempre me pregunté por qué negaba su feminismo militante, y creo haber comprendido sus razones.
En el análisis de la actualidad más allá de los “mundos de Yupi”, es decir, la salud, la cocina, la moda, el hogar y los cotilleos, aun habiendo existido desde hace muchas décadas (vale, o desde siempre, pero “mi” sociedad es apenas anterior a mi nacimiento), no veo en Twitter sesudos análisis de la política o de la economía firmados por mujeres a los cuales seguirle la pista.
Tengo entre mis gurús, entre mis sabixs de referencia, a Antón Losada, Máximo Pradera, Iñaki Gabilondo y Julio Anguita. También tengo entre mis referencias a Julia Otero, Barbijaputa, Elisabeth G. Iborra y Cristina Almeida (incluso podría mencionar a Patricia Horrillo), pero normalmente sus artículos de opinión van enfocados a alguno de los aspectos de la lucha feminista, e incluso cuando hablan de otro tema, a causa del enfoque que le dan se puede casi ver físicamente entre líneas el eterno sermón feminista. Pero es que incluso temáticamente ellas mismas limitan y condicionan su campo de acción. Con la honrosa excepción de la Otero, que a veces se desliza fuera de ese ceñido vestido, las demás mujeres a las que sigo habitualmente se limitan a su enfoque feminista de los ámbitos más masculinizados de la sociedad. Sé que hay miles de mujeres que opinan sobre otros temas de forma asexuada, o unisex, si lo preferís llamar así, pero por alguna razón (que todxs sabemos cuál es) sus artículos de opinión no parecen tener tanto calado social ni tanta difusión.
Mi amiga huía de eso: del monotema; y creo que lo hacía básicamente por dos razones. En primer lugar eso limitaba el campo de su discurso, que se veía constreñido a todos aquellas cuestiones que permitiesen el feminismo como tema transversal; y en segundo lugar condicionaba su discurso, sujetándolo a su condición de mujer, relegando su condición de persona a un segundo plano, cuando debería ocurrir a la inversa; y no digamos la condición de trabajadora, de estudiante, de voluntaria de una organización social, o cualquier otra cuestión que pudiera atañerle.
Así, ocurre con el feminismo como con el racismo en Estados Unidos. Durante unos dos o tres siglos el discurso de la población negra fue “me discriminas porque soy negrx”, y ello, por una parte segregó la lucha por la igualdad racial negra de la de otras minorías raciales, pero también, incluso hoy día, separa esa lucha de la que reclama la igualdad por razones de diversidad sexual, apariencia física, diversidad funcional, posición económica, etc., y por otra parte dió a la planificación de la tolerancia y de la convivencia un enfoque tan sesgado que hizo brotar más tarde otras sub-discriminaciones: me aceptan siendo de color, pero me rechazan por ser pobre, gay, mujer...
Es por ello que mi grito superlativamente fuerte es ¡¡¡¡A LA MIERDA EL FEMINISMO!!!! Lo mismo que el racismo, y todos los movimientos igualitaristas que dan a su lucha un enfoque sesgado. Al luchar en pro de la mujer, vosotrxs, feministas, estáis debilitando vuestra propia lucha y la del resto de colectivos, entre otras razones porque estáis reclamando para vuestra causa una prioridad que no tenéis derecho a asignaros. Cada vez que una de las mujeres que os dan voz en los medios escritos se pone a redactar un texto pareciera que su esencia se redujera a un lema del tipo “cuidado, hombres, que este coño tiene cerebro y sabe cómo usarlo”. Pues bien, mis queridos coñitos, salid de los límites de vuestro cuerpo y abríos a los de vuestra humanidad. Quizá así veais que hay muchas más injusticias en el mundo, dejéis de discriminar al resto de indignadxs por no ser mujeres feministas, y empecéis a cambiar las cosas realmente. Quizás.

domingo, 24 de enero de 2016

¿Repetir elecciones? No pero sí



Si complejo era el panorama político que dibujaron las urnas el pasado 20D, la ley electoral vino a agitar las cifras como los dados en un cubilete, dejándolo aún más enrevesado. En una democracia sólida, en la que todxs o casi todxs tengan asumidas las reglas, eso no habría tenido excesiva importancia, pero en nuestra joven y viciada historia democrática, incluso a la hora de formar pactos, no ya de gobierno, siquiera de investidura, estamos atrapadxs en las más egoístas estratagemas de los cuatro principales paladines.
Para el PP, y muy especialmente para su líder, la salida más ventajosa sería, a falta de una gran coalición imposible, impensable, e indigna, la convocatoria de nuevas elecciones. Mariano sabe que sin un pacto amplio la legislatura, si llega a comenzar, será corta, y habrá que convocar elecciones. Sin embargo, no puede hacerlo sin antes haber intentado desgastar sin desgastarse en el intento de formar gobierno. Además, si las hubiera convocado ya habría aparecido como un líder incapaz de llegar hasta el final, cual amante abonado a la eyaculación precoz. No obstante, unas nuevas elecciones le darían la oportunidad de sobrevivir políticamente un poco más, y por eso deja que se agoten los plazos y retrasa cuanto puede el momento en que comiencen a contar los dos meses para la formación del nuevo ejecutivo. Gallego de pies a cabeza, él se aferra a esas nuevas elecciones paciente y firmemente, como un percebe a la roca en un mar agitado, pero haciendo ver que no, que su intención es soltarse y empezar a nadar de un momento a otro.
Al PSOE, que tras dejar de hincar codos pasó de ser el estudiante aventajado a vivir de las rentas, le angustia pasar otra vez el examen de las urnas sabiendo que casi con toda probabilidad el resultado será aún peor que la última vez. Al mismo tiempo, Pedro, cuestionado su liderazgo dentro y fuera de su partido, ve en esta compleja negociación la única oportunidad de reforzar su posición interna frente a lxs baronxs más hostiles, y su imagen externa como líder de izquierdas. Pero para ello sabe que no puede ir a remolque de las propuestas de Pablo Iglesias ni de ningún otro, de ahí su respuesta a las mismas que ha ido del "me lo miraré" al "me lo pienso mientras hablo con este otro". El paso atrás de Rajoy favorece a Sánchez en este punto, pero también le ha dejado expuesto al escrutinio de la prensa y de la opinión pública y es consciente de que su única salida digna sería liderar un pacto de investidura no importa cuán frágil sea, que antes o después le obligará a convocar elecciones anticipadas.
Podemos se halla secuestrado por el amor a la estrategia de Pablo. Demasiado aficionado a Maquiavelo y, sobre todo, como él mismo confesó, a "Juego de Tronos", su última jugada demuestra que está dispuesto a actuar con audacia y a aplicar cualquier estratagema que a él y a su personalista proyecto les venga bien, olvidando la opinión de esas bases a las que manipuló hábilmente para auparse muy por encima de una gran masa anónima. Pablo tiene muy claro que sin el PSOE no puede lograr nada, y sin ningún pudor ha faltado a su palabra de no apoyarlo, y ha sabido presentar su actuación de tal manera que ante sus votantes y sobre todo ante sus fans ha aparecido como un grandísimo estadista, con carácter y de izquierdas, aunque lanzando un discreto aviso a navegantes al aparecer a su derecha un general discretamente trajeado. Es más, si algo tiene claro Pablo es que, según parece, él sería el gran beneficiado de convocarse unas nuevas elecciones, y por eso hace propuestas chulescas, abusivas, con pocos visos de prosperar, logrando así un doble objetivo: engrandecerse de cara a quienes hacen un análisis superficial de su actuación (léase seguidorxs, opinión pública, incluyendo la desfavorable, y una parte de la prensa, sobre todo extranjera). Él también espera, cual Rambo camuflado en la maleza, con el cuchillo entre los dientes, a que se acerquen de nuevo las urnas.
El partido de Rivera, Ciudadanos, aparece en todo este embrollo como el amigo feo al que ninguna se arrima. Para Mariano, Albert lo tiene demasiado pequeño, el apoyo que le puede dar; a Mariano le resulta insuficiente, insatisfactorio, y un obstáculo para que se le acerquen las demás. Por eso Albert se ofrece insistentemente a uno y otro, promete dejarse sobar el programa, deshacerse de propuestas, asumir las posturas que le propongan, dentro de un orden… El PSOE por su parte no se fía porque sabe que Ciudadanos está contagiado de tanto abrirse con tal de pillar, aunque no se sabe si de corrupción o de personalismo, de "lideritis", y además sabe que sus fans no le perdonarían jamás liarse con ese. La única baza que le queda a Rivera es la esperanza de que unas nuevas elecciones le permitan seguir vampirizando voto al PP y sobre todo al PSOE, de modo que Albert aguarda en las sombras, sediento del plasma electoral.
Izquierda Unida, en un desesperado intento por no desaparecer ante el engaño de Oz, por cuyo camino de baldosas moradas se perdieron muchxs de sus votantxs, trató de unir fuerzas con otras formaciones menores para acabar una vez más con el agua al cuello. Garzón, quien surgió como un líder cuestionado, se muestra actualmente como el típico líder comunista que, aferrado dignamente a sus principios, trata de asomar la cabeza sobre las olas de la actualidad, confiando en que quienes realmente tienen convicciones de izquierdas, principios sólidos, y un criterio maduro, le sigan otorgando votos en número suficiente para impedir que IU desaparezca. Él es el único que ve cada convocatoria electoral como una nueva batalla en la que hay que entregarse a fondo, sin importar tanto el resultado como la defensa del, quizá, último baluarte de izquierdas con posibilidades de crecer hasta alcanzar un tamaño significativo.
De niño pensaba que el fundamento de la política era la ideología. La ingenuidad infantil es lo que tiene. Todavía hoy, a tiro de piedra del medio siglo, continúo manteniendo una cierta esperanza en que la política vuelva a ser una confrontación de ideas a las cuales los individuos se adhieren voluntariamente, y no este calculado mercadeo de marketing electoral que cambia las ofertas del folleto propagandístico según sean las exigencias de la opinión mayoritaria. Como lxs demás, yo también aguardo con interés una ineludible repetición de las elecciones que ponga finalmente a cada unx en su sitio. Mientras tanto, seguiremos en los medios el paripé post-20D con el empacho de quien acaba de salir de la cena de Nochebuena sabiendo que ha de prepararse para la comida y la cena de Navidad.
Sinelo

viernes, 22 de enero de 2016

La mula de Susana Díaz



En tiempos de crisis, de crisis política en este caso, es cuando se ve realmente la altura ética de unx políticx.
Como andaluz de izquierdas ya he explicado alguna vez, por Twitter sobre todo, los motivos por los que el PSOE lleva gobernando en Andalucía desde el principio de los tiempos (de los tiempos del actual sistema autonómico), pero voy a aprovechar este espacio para recordároslo una vez más echando mano de lo que yo mismo decía en el post "Friki entre los frikis" de mi blog "Las Letras de Sinelo".
«En aquellos años las opciones políticas iban, como ahora, desde la extrema izquierda, que parecía dar calambre si se tocaba, hasta la aborrecida extrema derecha. De hecho, todo lo que sonaba a derecha recordaba al pueblo la tiranía del señorito andaluz; de modo que la gente, entre la que aún se contaban numerosas personas mayores que habían padecido a esos señoritos y a sus "herederos" franquistas, rechazaba entre el odio al franquista Fraga, a quien se achacaba la firma de varias sentencias de muerte, y el recelo contra el Partido Andalucista [éste, no obstante, llegó a tener cinco diputados ¡en el Parlamento nacional!]. El rechazo de este último al Estatuto de Autonomía de Andalucía supuso a su vez su relego al olvido del PA por parte de lxs votantes andaluces [cayeron hasta sacar sólo unos cuarenta mil votos]. Por eso me toca mucho los cojones que se nos eche en cara el mantener al PSOE en el gobierno andaluz tantos años. No basta con vivir aquí: hay que tener un largo pasado aquí para entenderlo».
El panorama político que ha dejado el 20D nos presenta un bipartidismo extremadamente debilitado. Eso significa que en Andalucía y en otras comunidades la gente ya está viendo factible votar por otras siglas y que, por tanto, la alternancia PP-PSOE se ve gravemente amenazada. En concreto en este "feudo socialista" eso se traduce en que al PSOE le ha salido una sólida alternativa de izquierdas. De ahí la actitud de Susana Díaz y de otros barones del PSOE (obviando la maquiavélica intención de Albert Rivera al ofrecerse de intermediador entre los dos grandes partidos, con la idea seguramente de dejar a ambos con el culo al aire en un pacto que le beneficie sobre todo a él) tratando de restringir el margen de negociación de Pedro Sánchez, para incluso forzar si es necesario una nueva convocatoria de elecciones.
La maniobra de la sra. Díaz no trata de salvar la situación del PSOE a nivel nacional, y mucho menos de apuntalar el liderazgo de Sánchez, más bien al contrario, puesto que parece que unas nuevas elecciones terminarían de hundir al partido, lo que a su vez sería el Waterloo de aquél; Susana intenta hacer una voladura "controlada" (o eso cree) del partido con la esperanza de que la estructura de éste en la fachada sur aguante lo suficiente como para ser la base de su reconstrucción, en la cual ella emergería de entre las ruinas como la figura superviviente y sólida, capaz de salvar o quizá hasta de refundar el partido.
Y esto me remite de nuevo al párrafo inicial. Es cierto que Susana Díaz es una mujer con mucho carisma y que ofrece una imagen de cercanía con la cual se ha metido en el bolsillo a una gran cantidad de andalucxs, pero que no se confíe, porque el pueblo andaluz no es tan tonto como para seguir ciegamente a una mula enloquecida, que cegada por su propia fuerza ha echado a correr hacia el abismo.
Sinelo

miércoles, 20 de enero de 2016

Tetas vs Testosterona



Tengo que reconocer que las tres o cuatro primeras veces que vi en los medios una protesta del colectivo Femen pensé con el pene. Ver a dos o tres chicas rusas jovencitas mostrando su torso desnudo, y por tanto sus pechos, en el frío de su país me sonaba más a reclamo de una cadena de puticlubes o de páginas web pornográficas que a una protesta feminista. A partir de la cuarta o quinta aparición, y sobre todo, de su extensión en Francia, empecé a cuestionarme a qué respondía verdaderamente aquel movimiento. Me ayudó a comprenderlo el programa que Risto Mejide les dedicó, aunque no tanto por el despectivo sarcasmo con que les hablaba y las contemplaba, sino por la sincera devoción con que describían su protesta y los fundamentos de sus formas.
Toda persona inteligente sabe que no es posible cambiar las conductas de millones de personas a corto plazo, salvo que se disponga de tantos medios de comunicación para hacer llegar a todas cuasi simultáneamente un mismo mensaje. Por eso resulta pueril el método empleado por este y otros grupos a los que el sistema llama, también despectivamente, "radicalizados". No obstante, a la vez me parece digna de alabanza la nobleza de sus fines, que no incluyen sólo a las chicas y a unos pocos chicos que las apoyan (algunos de ellos tardarán quizás años en saber por qué), sino a todas las mujeres de la especie humana. Considero también que merece el mayor elogio su valentía al salir a pecho descubierto ante el sistema, retando a guardaespaldas y a servicios de seguridad de todo pelamen. Y es por ambas razones que me parecen merecedoras de mucho más apoyo del que parecen tener, sobre todo por parte de los medios de comunicación, que "comprensiblemente" se ven inmersos en la maraña de la política y economía nacionales e internacionales.
Son estos, los medios, quienes tienen realmente la capacidad de incitar a introducir cambios sociales de calado, no sólo en las sociedades occidentales, sino en todas, en todo el mundo, porque son ellos los únicos capaces de hacer llegar un mensaje común a todos los puntos del planeta, en poco tiempo, de crear corrientes de opinión, de poner a las diversas sociedades ante el espejo que les muestre su hipocresía, su egoísmo y, en definitiva, sus errores (puedes ver más sobre esto en "El Dilema de la Edad").
En concreto en el tema de la igualdad de género, hay muchos movimientos feministas y muchas luchadoras independientes que, sin pretenderlo, suponen también un obstáculo al cambio. Es cierto que, como decía antes, una actitud radical lleva a que los comportamientos más obtusos se cierren todavía más en sus cuestionables principios, pero que sean las propias mujeres feministas quienes cuestionen conductas tradicionalmente ligadas a la relación de dominio-sometimiento machista deslegitima socialmente a aquellas mujeres que luchan por su libertad como personas mediante símbolos aparentemente opuestos a la misma. Es como si todo su desprecio a esos símbolos hubiese cuajado en una dosis de testosterona que las lleva, desde su feminidad y su reivindicación igualitaria, a mirar por encima del hombro, condescendientemente en el mejor de los casos, a esas otras luchadoras de la batalla diaria que no tienen reparos en utilizar las llamadas "armas de mujer" (una expresión que demuestra que éstas formaron parte de los métodos feministas allá por los ochenta del pasado siglo) para abrirse paso a codazos en un mundo masculino. Hablo, por si aún hay dudas, no sólo de aquellas que voluntariamente ofrecen servicios privados a caballeros y señoras de toda la escala social (desde el mero acompañamiento y las más perversas o morbosas actividades en entornos de lujo y derroche hasta las más burdas actividades sexuales en los más lúgubres ambientes), sino también de aquellas otras que siendo grandes en sus profesiones han sabido usar en las distancias cortas (entrevistas personales, no pretendo sugerir nada más) los encantos con que la naturaleza las dotó, así como aquellos otros de los que ellas mismas supieron dotarse.
También es verdad que ese tipo de comportamientos parecen incluso justificar las actitudes de dominio masculino, pero la lucha feminista por la igualdad de género no puede dejar morir por el camino la exuberancia que ambos géneros pueden desarrollar en la expresión diaria y más cotidiana de su sexualidad.
Con los seres humanos ocurre como con lxs camaleonxs: la igualdad no se consigue haciendo que todxs se vuelvan del mismo color, sobre todo porque a estas alturas ya nadie sabe quién tiene el color original correcto. Lo importante es que cada unx se revista del color con que más cómodx se sienta, sin que ello le suponga ser estimadx en menos que otrxs. O incluso de todo un arcoíris de colores, si le place.
Sinelo

sábado, 16 de enero de 2016

Esclavxs de unx yonqui



Cuando el ser humano comenzó a establecer asentamientos estables empezó a afrontar una situación nueva: la acumulación de posesiones. Obviamente, esas posesiones eran el fruto de la explotación de determinados recursos naturales, a los cuales se sometía a diversos procedimientos: darle forma, mezclarlos de distintas maneras, fragmentarlos, someterlos al fuego… Cuanto más complejo era el tratamiento o la obtención de las materias primas, más exclusiva resultaba su posesión.
En aquellas sociedades igualitarias, basadas en la comunidad, esa exclusividad significaba pasar a ser un bien no privado, a disposición de toda la comunidad, igual que ocurría cuando varias comunidades se unían para compartir un bien escaso: territorios de caza, manantiales de agua, vetas de mineral…
En cambio, en las sociedades jerarquizadas, se veía normal que si alguien encontraba un objeto peculiar, una piedra brillante, o de determinado color, por ejemplo, ese objeto pasase a ser propiedad de uso exclusivo de aquel individuo más destacado (el jefe o rey) o para quien se considerara más adecuada su posesión (el hechicero o sacerdote).
Las cosas comenzaron a complicarse cuando se idearon formas de riqueza, como el dinero, a las que se podía acceder mediante el trabajo, y en concreto, mediante trabajos que sólo requerían del propio cuerpo y poco más. Sé que a todo el mundo le vendrá a la mente la palabra "prostitución", pero no necesariamente. Ya en la Antigüedad había muchos oficios que no precisaban de otros aditamentos que la propia persona: criados (tal cual, o esclavos liberados), guías, intérpretes, e incluso seguramente algunas profesiones que hoy nos parecen inimaginables, inconcebibles, cuya naturaleza dependía de alguna cualidad que en su entorno resultaba extraña o curiosa. Por ejemplo, sabiendo en la actualidad que personas con alguna discapacidad psíquica tienen no obstante una asombrosa capacidad para contar objetos de un vistazo, e incluso para recordar su posición exacta, ¿no resultaría creíble pensar que las primeras personas que vieron en el firmamento nocturno algo más que una ingente maraña de puntos brillantes tuviera unas capacidades semejantes? Y ese es sólo un ejemplo (más o menos discutible, puesto que hablo desde la supina ignorancia) de las muchas cualidades peculiares que podían adornar a diferentes individuos desde tiempos prehistóricos. En la actualidad aún hay muchos más empleos cuya productividad se basa en el uso hábil del propio cuerpo, o bien de las habilidades intelectuales o sociales que se posean: relaciones públicas, comisionistas, masajistas, intérpretes de lengua de signos o de idiomas, etc.
Otro vuelco extraño ocurrió cuando lo poseído resultó ser tan artificioso y de tan limitada utilidad como el dinero, esto es, los títulos mobiliarios: acciones, letras de cambio, etc. El dinero ganado antiguamente con el mero trabajo propio se hallaba limitado a la capacidad y resistencia física, así como a la competencia que hubiese en dicha habilidad; en cambio, el comercio con valores (esto es, los bienes mobiliarios) cuyo precio puede variar incluso sin que se produzca un mercadeo real, un intercambio físico o de hecho un intercambio ni tan siquiera virtual, implica una peligrosa carencia de límites al comercio de la que una parte de la sociedad se beneficia ampliamente, autoabasteciéndose de un bien cuya única finalidad es revenderlo una y otra vez hasta el fin de los tiempos.
Esta última forma de comercio lleva a la creación de "burbujas" de cada vez más efímera existencia, mientras que el resto de la humanidad ve restringida su capacidad de generar riqueza primero por la disponibilidad del empleo, ya sea por cuenta ajena o propia, segundo por la competitividad a la que esté sometido dicho empleo, y tercero por la propia capacidad de generar beneficios dentro de los estrechos límites que la sociedad le impone. Dado que la sociedad en este caso se ha vuelto global, mundial, tanto para un grupo productor como para el otro, nos encontramos ante dos vehículos de características muy distintas: por una parte, un lento carromato que se va desgastando y empequeñeciendo con el tiempo, y el cual por una mera cuestión humanitaria se ve obligado a recoger por el camino cada vez a más personas que el otro ha dejado atrás; y por otro, un veloz bólido cuya potencia va aumentando exponencialmente al tiempo que su peso se va viendo reducido, acelerándose sin medida, sin control, y sin remordimientos.
Esta última forma de vida, surgida en tiempos relativamente modernos, se alimenta de burbujas que inflan sus beneficios a corto plazo, ajenas a las consecuencias colaterales que generan, al mal que hacen al resto del mundo. Pero ahora, una vez que ha empezado a nutrirse casi exclusivamente de esas burbujas (algo muy similar a lo que ha ocurrido con la música, el cine, la literatura y otros mercados que generan productos "efímeros"), se ve obligada a generarlas y consumirlas una y otra vez, sin fin, sin medida, como un yonqui que generase su propia droga pero que cada vez necesitara consumirla más a menudo y en mayores dosis.
La cuestión es: los del carromato, ¿vamos a dejar que esto siga funcionando así, de esta forma tan inhumana y descabellada, o vamos a hacer algo por remediarlo?
Sinelo
(si quieres saber más, lee "El Dilema de la Edad" https://t.co/b2osHLHLPd
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