@Barbijaputa nos
presenta hoy un artículo bien hilado y, sobre todo, muy bien intencionado con
cuyos fines me identifico plenamente. Por mi edad y entorno social me crié en
una sociedad que no sólo cerraba los ojos al machismo, sino que lo consideraba
natural, correcto y hasta caballeresco. El año de mi nacimiento me ha permitido
ir creciendo en determinados conceptos sociales a la par que éstos iban
inundando desde las grandes ciudades hasta los pueblos más remotos, y esta
riada de cambios se ha acelerado considerablemente con el acceso generalizado,
no ya a la televisión, sino a los variados y poderosos recursos que las
telecomunicaciones actuales ponen a nuestro alcance. Relacionarme en los
últimos años con mujeres más jóvenes que yo, con una mentalidad mucho más
actual, empezando por mi hermana y siguiendo por amigas varias, me ha servido
para ir actualizando mis vetustos esquemas mentales.
No obstante, aun no
queriendo atacar los objetivos de su artículo, me veo en la obligación de
refinar los contenidos de éste, insisto, con la mera intención de reforzar sus
objetivos.
1º Para
empezar, ella nos plantea una pregunta con interrogaciones lo que luego explica
como una respuesta. En ese caso, como en el mío, los signos de interrogación
están de más, puesto que se trata de exponer una serie de justificaciones, y no
de dudas.
2º Si
no podemos dejar fuera a uno de los (al menos) dos géneros, es precisamente
porque la ley se llama "de género". Si bien es cierto que, como ella
dice «tenemos un problema de machismo estructural» (o incluso «un problema
estructural de machismo»), la Constitución y hasta la Declaración Universal de
Derechos Humanos nos conminan a no hacer discriminación, entre otras, y
expresamente, "de género".
3º @Barbijaputa
aporta una idea falsa, porque establece una afirmación categórica («No hay
establecidas relaciones de poder de la mujer sobre el hombre») que no se cumple
al 100%. Es cierto que las relaciones de poder de una mujer sobre un hombre son
muy minoritarias (aunque no tanto como pudiéramos creer), pero un legislador
concienzudo no tiene legitimidad alguna para dejar fuera todos los casos
excepcionales sin más, sin recoger al menos un epígrafe residual que los
contemple.
4º En
su artículo ella incurre en una disertación cuando menos errónea al afirmar que
«Si el motivo no es el género, ¿por qué incluir a los hombres en esta ley?». Insisto:
precisamente porque se llama "violencia de género" y no
"violencia machista".
5º En
este afán generalizador cae víctima de su propia incongruencia. Toda ley tiene
que ser capaz de prever los todos los casos posibles, dentro de unas
limitaciones obvias (puedes ver a qué me refiero en el apartado correspondiente
de mi libro "El Dilema de la Edad").
Cuando ella afirma que «En los casos (mínimos) en los que un hombre sea
maltratado por una mujer, hay que sacar
el género de la ecuación y juzgar cada caso con su contexto y sus motivaciones
propias, que serán diferentes en cada
caso» está aplicando una norma genérica a una casuística que ella misma
reconoce diversa, obviando así aquellos pocos casos en los que el crimen o el
delito se cometan en base a una superioridad social de esa mujer concreta sobre
ese hombre concreto, algo que ningún legislador que se precie debería hacer,
entre otras razones, para evitar la complejidad de ciertos casos que se pueden dar:
imaginaos el laberinto judicial que se puede presentar en los casos en que,
bien lx víctimx, bien xl agresxr, se sea una persona transexual que conserva
físicamente sus órganos originales, o incluso una persona transgénero o hasta
hermafrodita.
Esta generalización en un mundo
diverso resulta tan lesiva para la igualdad de derechos como lo es el hecho de
prohibir la prostitución en general porque el 90% (por poner un número) de las
personas que se prostituyen lo hagan bajo engaño, amenaza o coacción
(incluyendo en ésta la mera necesidad económica), soslayando al porcentaje
restante que lo hacen con total libertad, eligiendo a qué clientes aceptan y
qué servicios hacen y bajo qué condiciones. Curiosamente al omitir estos casos
se está atacando la libertad de una mujer (amén de la de cualquier otra
persona) para obtener dinero u otros fines por ese medio. También resulta muy
llamativo que cuando se habla de prostitución se piense en los casos
mayoritarios: esto resulta válido a la hora de opinar en una tertulia o en un
artículo, pero es claramente deficitario si se pretende legislar sobre esa
cuestión.
Finalmente, en lo que sí
estoy totalmente de acuerdo es en que se incluyan en una verdadera ley de violencia de
género a lxs prostitutxs víctimas de sus clientes, a lxs hijxs de las
víctimas, e incluso a otros parientes cercanos, y quizá hasta a sus posibles
parejas sentimentales actuales.
No pretendo erigirme en
abanderado de ningún movimiento, sino ser solamente una voz más en las
legítimas aspiraciones de todo ser humano a convivir en sociedad, cediendo una
mínima porción de sus libertades individuales a cambio de sentir la protección
y el amparo de la sociedad contra cualquier agresión o amenaza, ya venga de
fuera o de su propio entorno social, laboral o familiar. Tampoco es mi
intención desacreditar a @Barbijaputa como columnista ni como opinadora. Todos
podemos cometer errores en nuestros escritos, por muy alta que sea nuestra
cualificación y, sobre todo, por muy nobles que sean nuestros fines. Sólo
intento dejar sin argumentos a quienes atacan las medidas igualitarias o
aquellas para la protección dxl débil. De modo que…
…va por usted, @Barbijaputa
Sinelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario