Reflexiona Felixi
(@felixi_s), tras leer la frase "la
conciencia tranquila es la fortuna de lxs pobres" si algúnx ricx tiene
la conciencia tranquila. Y mi conclusión es que no hemos aprendido nada.
¿Os imagináis que de
pronto un día todxs lxs dirigentes políticos, jefxs de estado, líderes
religiosxs, presidentes de multinacionales, presidentes de fundaciones, gurús
económicos… todo individuo que tiene poder sobre las políticas de un país nos
revelaran cuáles fueron sus verdaderos motivos e intenciones al adoptar cada
una de las decisiones que tomaron en relación a esos cargos? ¿Verdad que suena
como el inicio de una nueva era en la historia de la humanidad?
Pero no. Porque quienes
están inmediatamente debajo de ellxs, o aquellas personas con poder cuyas
decisiones están condicionadas por las de las anteriores, aprovecharían el
momento para sucederles en el cargo, para ocupar su puesto. Y todo seguiría
igual, o peor.
Ya, pero ¿qué pasaría si
esos otros cargos intermedios en la escala social de poder también tuviesen ese
súbito arrebato de sinceridad y, tras lxs dirigentes, ellxs también actuaran
honestamente y reconocieran públicamente la verdad? ¿A que eso sí que sonaría a
un nuevo comienzo?
Pero no. Porque quienes
estamos por debajo también tenemos escalas de poder; pequeño, limitado,
cotidiano, pero poder al fin y al cabo: presidentes de asociaciones
(deportivas, de vecinos, de estudiantes, culturales, religiosas, de
organizaciones no gubernamentales…), presidentes de comunidad, etc., tienen
bajo su control mini-parcelas de poder y dentro de ellas también se rigen por
la falta de honestidad y de honradez de todxs lxs anteriores.
En realidad, las
estructuras piramidales de poder facilitan el abuso en el ejercicio del mismo.
Los mecanismos de control que se suelen establecer, incluso aunque consistan en
un comité y no en un único individuo, resultan relativamente fáciles de
corromper porque a su vez no suele haber nadie que les supervise, y si dicha
tarea se hace, tiende siempre a jerarquizarse preferentemente sobre la base de
un cargo unipersonal.
La única posibilidad de
funcionamiento ético y honesto de las instituciones se presenta entonces con la
perspectiva de un comportamiento honrado de cada uno de lxs ciudadanxs. Y todxs
sabemos que esa proyección resulta utópica. En principio. Personalmente, no lo
creo un fin inalcanzable, pero siendo realistas, no parece probable que ni la
humanidad ni el propio planeta sean capaces de soportar los millones de años
que aún se nos antojan necesarios hasta convertir nuestro caótico presente en
un futuro tan deseable.
Una posible alternativa
sería en vez de crear estructuras jerárquicas piramidales, organizarse en
asambleas. Eso es muy fácil y muy adecuado en grupos humanos pequeños o
relativamente pequeños, que pueden mantenerse en contacto de forma consistente
y duradera, pero resultan difíciles, complejos y hasta inviables cuando la
población alcanza determinado número o se distribuye en núcleos alejados o, por
ser más actuales, con una dificultosa comunicación fiable y efectiva.
La solución definitiva
aparece entonces como una estructura piramidal de asambleas, entre las cuales
se establezca una relación de dependencia tal que el funcionamiento de cada una
de esas asambleas esté sometido a una supervisión directa de al menos otras dos
asambleas y a la vez a la supervisión, lo más directa posible, del conjunto de
la población.
Pero no. Porque nuestro
egoísmo junto a nuestra capacidad de maquinación hallarían la manera de burlar
o de pervertir esos controles.
Admitámoslo. No podremos
exigir a quienes ocupan cargos de poder que sean honradxs, sincerxs y honestxs,
mientras nosotrxs mismxs no seamos capaces de ejercer esa supervisión sobre
nuestras propias acciones e intenciones. Pero tampoco podemos quedarnos de
brazos cruzados hasta que alcancemos ese nivel personal de honestidad mientras
quienes ejercen poder sigan poniéndolo al servicio de quién sabe qué egoístas
intereses. En tanto llega tan remoto día, ejerzamos los derechos que como seres
humanos tenemos, los derechos que nuestra condición animal nos otorga, de ser
nobles y compasivxs con xl bondadosx, y a la vez combativxs e inflexibles con
lxs que se creen superiores a lxs demás. Rebelémonos contra nosotrxs mismxs, sin
dejar por ello de luchar contra quienes nos quieren mal.
Nuestras conciencias, Felixi,
no se ganarán el pan de la tranquilidad en tanto haya en nosotrxs un ápice de
humano egoísmo, mientras no nos dejemos empapar de la nobleza, de la compasión,
del espíritu animal.
Sinelo
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Edad". Cópialo, reenvíalo,
divúlgalo, bajo las condiciones del apartado "Derechos de Copia,
Transmisión y Uso".
En cualquier caso, la obra es gratuita.
Chico, para soltar estos panfletos venía mejor livejournal, que por lo menos lo leía alguien. Estos blogs perdidos en la inmensidad de la red son como predicar en el desierto.
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